Por el Magister Humberto González De León
En Panamá existe la mayor cantidad de casinos por Km 2 , cuando se le compara con todos los países de América Central, además, existe Lotería estatal y clandestina, Bingos, garitos e hipódromos. Nuestro país ocupa la primera posición en apuestas en América Latina, por la relación entre número de establecimientos y población. Con todo ello, no existe un libro publicado como el presente que trate el tema del mundo de las apuestas y juegos al azar, que cuantifique y describa económicamente lo que esto representa y mucho menos empiece a dar signos de alarma sobre el fenómeno de la adicción al juego en nuestra población, conocida científicamente como Ludopatía.
En la bibliografía panameña tampoco se conocen ensayos serios que denuncien o pongan en evidencia los problemas que se derivan de la adicción al juego, ni de herramientas o antídotos para vencer la dependencia al vicio. Aquí si cabe el dicho: “En casa de herrero, cuchillo de palo” Se intuye que, a mayor cantidad de centros de juego y apuestas, mayor debería ser la cantidad de personas involucradas o expuestas a apostar dineros en las distintas modalidades de juegos de azar. El Lic. Carlos Bellido realiza un excelente, extensivo y minucioso trabajo de investigación económica, que ofrece detalle de la “Danza de los millones” que circulan en el mundo de las apuestas en todo el planeta, así como en Panamá.
¿Quiénes son los que juegan? No existe un perfil homogéneo que los caracterice a todos. Se hace una clasificación de los distintos tipos de jugadores, a saber: “Jugador social o recreativo”. Así debutan los de primer ingreso, los que sienten curiosidad por conocer qué es lo que hay en los Centros de juegos. También aquellos que son motivados por amigos o por la publicidad que los atrae por espectáculos de artistas, por tragos y bocadillos gratis. Estos “Ganchos” se hacen a través de la Teoría del Refuerzo. El sujeto sabe que siempre recibirá un tipo de recompensa al presentarse a los sitios de apuestas. Estos “Reforzadores”, que representan bicocas al lado de los montos de dinero que pierden los jugadores, los condicionan y motivan a acudir con mayor frecuencia. Los jugadores sociales o recreativos podrían ser comparados con los consumidores Light (consumidores de pequeño o bajo consumo) de cualquiera otros productos o servicios del mercado de consumo. Siempre hay una primera vez.
En segunda instancia caen aquellos jugadores que ya empiezan a ir periódicamente a jugar. Los que van todos los fines de semana y en especial cada quincena de pago. Ellos mismos, se reconocen entre si, porque se tornan concientes de que ya han creado un hábito, que aunque mediano, los atrae en forma significativa, por encima de las otras ofertas recreativas (teatro, cine, playa, deportes, fiestas, reuniones, etc.). Esta fase se denomina “Medianos Jugadores”, comparable con los consumidores Medium de otras categorías de consumo. Los caracteriza la periodicidad en que consumen (son ciclos,episodios, cada semana, cada quincena, cada mes), este grupo todavía no ha alcanzado la compulsividad de acudir diariamente a los centros de juego. La mayoría de ellos no se
sienten adictos al juego porque no acuden todos los días. Consideran que ellos tienen “Control” de sus conductas ya que pueden hacer otras cosas distintas y que los juegos de azar no los “dominan”. Los Centros de juegos concentran a muchos de este tipo de jugadores, sobretodo a los que disponen de tiempo de ocio, como los jubilados. Los Centros de juegos se van constituyendo poco a poco en fuentes de apoyo que los ayudan a disminuir la soledad y la falta de actividad que experimentan.
En tercera instancia, están los jugadores de mayor dependencia: Los que se consideran a si mismos como “Jugadores Profesionales” que no es más que el jugador adicto o el jugador patológico, el Ludópata. Si comparamos las tres instancias anteriores con los adictos a drogas, quedarían así: Los
de Primera instancia serían El Jugador Social o Recreativo, con el iniciado en las drogas, el consumidor de marihuana; Los de Segunda Instancia serían Los Medianos Jugadores, con los adictos a la cocaína y los de Tercera Instancia serían Los Jugadores Profesionales o Ludópata, con los adictos a la heroína. Cada grado representa un mayor grado de dependencia y por ende una adicción más difícil de superar.
En la dinámica psicosocial de los distintos tipos de jugadores, existen otros tipos de componentes que logran predisponerlos y motivarlos a los juegos de azar. Uno de ellos es la adrenalina, que los lleva compulsivamente a experimentar sensaciones intensas, de la misma manera o similar a las que siempre busca un paracaidista, un alpinista, un torero, etc. Los adictos a la adrenalina les gusta arriesgar, incluso hasta su vida. El riesgo y la sorpresa son los ejes que controlan a los adictos a la adrenalina. La adicción a la adrenalina es un proceso gradual que opera de menos a más. Guardadas
proporciones , algo muy similar se da en los jugadores. Empiezan jugando poco y al final se la juegan hasta lo que no tienen.
Los mercaderes de la TV y la publicidad se han dado cuenta de este hecho y actualmente están transmitiendo competencias de Póker en la televisión de cable (a través de ESPN) de la misma manera que las competencias de los deportes extremos (conocidos como X Sports, extreme Sports).
Las grandes sumas que se ofrecen como premios se constituyen en gatillos de otro componente psicosocial, la codicia. Se propone al alcance de todos la “posibilidad” de obtener dinero fácil y rápido. Programas de TV (Reality shows) como “Quieres ser millonario”, están dirigidos a ir creando el semillero de la codicia mediante la ilusión de que con ello te puede cambiar la vida que hasta ahora has tenido.
La codicia tiene su mayor sustentación y alimento en una variable psicosocial antropológica e histórica que es, el Pensamiento Mágico y del que se aprovechan todos los mercaderes de los juegos de azar. Consiste en que la mayoría de los seres humanos, por sus limitaciones tanto físicas como mentales, al no lograr obtener algo por sus propios esfuerzos, desea vehemente que factores externos a él se lo resuelvan, logren lo que el tanto anhela. A esto, en la mayoría de las culturas le han llamado “La Suerte”. Los jugadores para llamar a La Suerte, han realizado de los más diversos rituales, le han pedido a Dios que los ayude, a los Santos, a los muertos queridos, a todas las deidades y fetiches y hasta al Diablo.
El Pensamiento Mágico le da la seguridad emocional que el jugador necesita constantemente para mantener su conducta compulsiva de jugar. “Algo fuera de él”, lo va a ayudar a ganar. En el caso, que ese “algo fuera de él”, lo ayude a ganar entonces muy probablemente el será agradecido y le dará una ofrenda compensatoria. En el caso que no lo haga ganar, muy probablemente su ofrenda compensatoria hacia ese “algo fuera de él” se irá incrementando. Pero siempre abrigará la esperanza de que ello ocurrirá. Es por ello, que el Pensamiento Mágico, que es una variable psicosocial antropológica históricamente aprendida, estará mandatando la actitud y conducta del jugador. Debido a que los juegos de azar tienen el componente del riesgo de las apuestas y ello trae consigo la pérdida o ganancia de dinero, por lo general más perdidas que ganancias para los jugadores, esto trae consigo efectos casi siempre perjudiciales sobre las relaciones matrimoniales, de familia y sociales. El autor del libro advierte de ello, sobretodo, al iniciado que cae seducido por las mieles de los “Reforzadores” que se utilizan para atraer a los jugadores. La historia de los jugadores trae más tristezas al hogar que los episodios de ganancias o triunfos que ocasionalmente obtienen.
Ludópatas extremos también han incurrido en prácticas de delitos, especialmente en la fase de abstinencia por falta de dinero o de avales que apostar. Han participado en robos de dinero de sus familiares, en vender ó empeñar joyas u objetos valiosos y hasta en venta de su patrimonio económico y el de otros. La falta de dinero para apostar los ha inducido en muchas ocasiones al delito. Una cosa los ha llevado a la otra. El autor señala con mucho acierto que la Ludopatía es una enfermedad democrática que no respeta clase social, género, edad, ni ninguna condición humana.
Hay que reconocer el importante aporte que realiza el Lic Bellido. El libro inicia la fase de la denuncia y la puesta en alerta de la población y promueve la adquisición de conciencia del fenómeno de la Ludopatía que requiere ser tratado por profesionales del comportamiento humano, por que la Ludopatía siempre va en incremento y el sujeto se engaña a si mismo creyendo que tiene sus deseos y conductas bajo control y que puede retirarse en cualquier momento.
Creemos que el libro llamará la atención de los perjuicios que se derivan sobre el creciente fenómeno de los juegos y apuestas. Fenómeno este que al mismo tiempo ha sido poco tratado, poco denunciado y que muy pocas luces de advertencia han provenido del sector responsable, el Estado, a través de sus gobiernos. El Estado ha creado las condiciones para que operen y proliferen, sin imponer o regular medidas concomitantes que permitan disminuir los perjuicios que se están produciendo en la población. Estamos firmemente convencidos que este ensayo empezará a crear una actitud pública más receptiva sobre el inquietante tema. Y que al mismo tiempo alentará a investigar, analizar y publicar a los distintos especialistas y campos académicos, especialmente a la
psicología, psiquiatría, sociología, economistas e inclusive a teólogos y religiosos.
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